

... pesos extras, vender ravioles y sorrentinos. ¡Una locura! ¡No tenía más que un palo de amasar! Sólo en el barrio y a amigos, vendí mas de 25kg de ravioles de un día para otro. Estuve 2 días enteros sin dormir. Mi Tío me presto una balanza para pesarlos y la cocina de la casa en la que vivía con mi Mamá tenia harina, y cajas de ravioles por todos lados. A pesar del cansancio disfruté tanto haciéndolos como recibiendo las devoluciones de quienes los probaron. Entendí que si quería seguir haciendo eso tenía que aprender un poco más.
Busqué algún curso donde pudiera aprender a hacer pastas y afortunadamente ¡no encontré ninguno! Por lo que me inscribí en lo que me pareció lo mas similar, un curso de un año "Maestro Panadero". Había 2 clases dentro del programa donde íbamos a aprender a hacer pastas.
Y he aquí el destino haciendo de las suyas, creer o reventar, ¡no sé! A veces me gusta pensar que las cosas pasan por algo. Me gané una beca, por lo que iba a pagar todo el año 50% de la cuota mensual. Como el gasto ya lo tenía programado (la Contadora nunca se fué de mi) busqué qué hacer con ese 50% restante y me inscribí en un curso corto de mesas dulces, una vez a la semana durante 4 meses. Y Yo, la fanática del Helado, que jamás prueba las tortas en los cumples, la que no come dulce de leche... Se enamoró de la Pastelería y de la Panadería también!
Entendí que la autonomía y la independencia que siempre busqué y que siempre me caracterizaron, me habían hecho creer que solo las conseguiría, siendo una gran Profesional (Contadora, Abogada, Medica, Ingeniera) y no siendo feliz. Las había encontrado en lo que para
mi era disfrute, y no por eso menos sacrificado. Y entendí que podía ser igual de Profesional sin un título de grado. ¡Podía vivir de un Oficio! ¿Por qué no me lo habían dicho en la escuela? ¿Por qué en ningún test vocacional a nadie le da como resultado: Pastelero, Panadero o Carpintero?.
El 5 de Enero de 2016 nos enteramos que Gali llegaría a nuestras vidas, después de pasar un embarazo hermoso, pero gran parte en reposo y con algunas complicaciones, a los 8 meses de gestación Ella nació. Y el destino otra vez haciendo su jugada...
Convertirme en Madre hizo que me despidieran de mi trabajo. El que seguía teniendo paralelamente a éste que recién estaba arrancando. Hoy les agradezco no haberme dejado otra opción que poner todas mis energías en mi emprendimiento.
Y LO ÚLTIMO
QUE QUIERO AGREGAR
(POR AHORA)